«¡Haz fotos, que no tengo mierda que esconder!». Vanesa invita a conocer su chabola en el asentamiento del Cerro de los Palos, que el Ayuntamiento de Toledo tiene la firme intención de desmantelar. Es una «vivienda» grande, muy limpia y ordenada, con un enorme salón-cocina presidido por una estufa de leña en el centro que calienta los dormitorios y el baño, de considerables dimensiones. Los suelos están alicatados. Tienen luz eléctrica, agua y antena de televisión gracias al marido, que «es un manitas».

Vanesa, madre de tres hijos, cumplirá 29 años el 5 mayo. «Soy toledana y gitana castellana», remarca. Dice que acaba de enterarse por ABC de que el Consistorio quiere acabar con el poblado, al que llegó con nueve meses de vida.

 

Vanesa cuenta que ella y su familia han estado durante tres años «en un proyecto de realojo del Ayuntamiento, pero luego nos dijeron que no había dinero para seguir en las casas de alquiler… Hemos vuelto aquí porque no tenemos trabajo. Tengo tres niños y, la verdad, no tenemos para pagar un alquiler. Estoy muy a gustito. Si por mi fuera, no me iba de aquí».

Germán Pardo Pardo es pastor de la Iglesia Evangélica de Filadelfia que tiene diez personas a su cargo. Vive de la chatarra. Se define como gitano extremeño, «de pura cepa», para diferenciarse de los otros gitanos que viven en el poblado. «Si hay desalojo, que tengan misericordia y que lo hagan bien. Somos gente humana, civilizada. Que no nos tiren a la calle. Si salimos de aquí, queremos tener una casa o algo así. Siempre comprometiéndonos, en mi caso, a pagar lo que bien pueda».

Antonio Arjona, viudo y payo de 55 años, asegura que tiene una pensión de 282 euros que está cobrando por una invalidad. «Con este dinero, ¿dónde voy?», se pregunta. «Está muy bien que lo desmantelen, siempre que nos den otra salida. Si pago un alquiler, agua, luz…, ¿de qué como?», añade.

«Que se desengañen»

Pero el alcalde de Toledo, Emiliano García-Page, fue ayer rotundo. «Que se desengañe si existe alguien, sea gitano o payo, que, leyendo la prensa, piense que puede venir a Toledo a poner una chabola o dar una patada a la puerta y entrar en una vivienda, porque de esa manera algún día va a tener una vivienda o una ayuda pública».

Aclaró que «nosotros no hemos aprobado un plan de chabolismo», porque «la ciudad «no tiene un problema de chabolismo, sino una zona de chabolas desde hace 20 años, y soy partidario de que se elabore una estrategia para combatirla», informa EP.

 

Aunque a todo esto IU recuerda que el V Plan de Vivienda 2009-20012 de la Junta contempla subvenciones para el realojo en alquiler de personas que viven en chabolas de hasta el 50% de la renta anual a pagar, con un límite máximo de 3.000 euros anuales por vivienda, durante 4 años.