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Claudia Asensio Paniagua
ParticipanteDe hecho, en todo este contexto me gustaría saber qué opinan ustedes del siguiente trabajo: Conoce al pueblo gitano
¿Lleva información como ésta verdaderamente a un entendimiento mejor o, de lo contrario, puede causar todavía más rechazo? ¿Se han quedado pensamientos en el tintero que hace que se malinterprete el texto?
Ya sé, es mucho material. Pero me gustaría saber si la mayoría de los gitanos y gitanas se sienten verdaderamente identificados con estas ideas o si eso ya pasó más bien a la historia.
Nuestra paya libertad y democracia tiene muchos defectos, no lo puedo negar. La igualdad de la mujer es cosa complicada, también para nosotras, las payas, y la sobreevaluación de lo profesional causa, a veces, bastante estrés, mermando, a veces, la autoestima. Ahí veo yo que no nos vendría mal «ser un poco más gitanos» (léase por favor NO como insulto, sino como lo que es, una reflexión sobre hasta qué extremos hemos llegado y lo bonito que sienta ser valorado en este mundo tan solo por ser y no por lo que uno represente, ni los títulos que haya obtenido).
Saludos a todos,
Claudia Asensio Paniagua
ParticipanteMiren, yo lo que entiendo es que hay poco consenso respecto a cómo llevar a cabo una para todos buena inserción o inclusión, o al menos es lo que percibo a partir de los muchos escritos que circulan por Internet y libros.
Yo quiero entenderme como puente, yo quiero extender mi mano para que conjuntamente lo consigamos. Y creo en que hay posibilidades, sobre todo, respecto a la concienciación de la gente.
Por lo que percibo, la mayor urgencia está en los países del Este, actualmente, donde algunos grupos malviven en verdaderos guetos, al margen de la sociedad, como es el caso del Kósovo, donde incluso está en peligro la salud de la gente, al vegetar más que vivir en antiguos terrenos industriales o mineros, contaminados, entre otros, por residuos de plomo, y entre ellos los más afectados todavía son los «repatriados» o «expulsados» que durante años estuvieron aquí en Alemania u otros sitios. Tuvieron sus hijos aquí, se escolarizaron aquí, se integraron lo mejor que supieran aquí, los niños solo hablan alemán y romaní, pero no la lengua oficial de los países a los que ahora deben «regresar» (quiero decir con ello que los niños ni siquiera conocen esa tierra porque nunca habían estado allí). Sus antiguas casas ya no existen, debido a la guerra en ex Yugoslavia o fueron ocupadas por otros. La sociedad mayoritaria los excluye, los niños no pueden asistir a clase, en falta de conocimientos de la lengua de la(s) sociedad(es) dominante(es). Lo que se puede hacer es firmar peticiones como por ejemplo la iniciativa de http://www.alle-bleiben.info, para ejercer presión por parte de la sociedad internacional para que aquellos que lleven ya años aquí puedan quedarse en Alemania, a pesar de la oferta del Kósovo de aceptar a los roma de vuelta, ya que teóricamente, la guerra allí acabó y con ella, teóricamente, las represalias, no así la marginación de los gitanos, cosa que desde aquí no se suele comprobar por parte de las autoridades. Kósovo tiene aspiraciones de entrar, algún día en la UE, pues, habrá que presionar al gobierno que actúen correspondientemente y no echen a perder además un potencial importante: estos niños ya tienen competencias interculturales y conocimientos básicos o incluso avanzados en una lengua que no es la suya, el alemán, los que ingresaron en secundaria, incluso conocimientos básicos de inglés. Por ahora, están en esos guetos recogiendo chatarra y desguazando antiguos y abandonados coches en sitios que calificaría, por lo que vi en los vídeos de la página web, de condición infrahumana.
Otros focos son la reducción del radicalismo de derechas en países como Hungría, Rumanía, República Checa, y, con lo de la crisis, la reciente radicalización de Grecia. ¿Pero cómo conseguirlo? Pues, tal vez por intercambios escolares. Existen escuelas e institutos en Europa que se declaran abiertamente en contra de la violencia, el racismo y la discriminación en todas sus facetas, incluyendo la discriminación de la mujer y por orientación íntima. En un caso, una alumna alemana consiguió, durante un intercambio escolar con Estados Unidos, convertir el instituto americano en otro centro que se declara y tiene que atenerse a las pautas dadas, en escuela sin violencia y contra el racismo. Creo que esta iniciativa parte del proyecto «Pasaporte Europeo Contra la Intolerancia».
Fomentar el intercambio escolar en este sentido es muy bueno. Existen centros de este tipo por toda Europa, solo en Alemania participan más de 1.000 escuelas e institutos. Hay en estos centros iniciativas muy buenas respecto a la tolerancia respecto a las razas, respecto a las religiones y mucho más. Lo que veo es que hay, en Alemania, poca información sobre gitanos. Pero en ello se puede trabajar. Concienciada la sociedad, la política no tiene otra que seguir a la corriente.
C. Asensio P.
Claudia Asensio Paniagua
ParticipanteEl gusto es mío y les agradezco su confianza. Espero que, aportando mi granito de arena, despierte algún alma más y que así poco a poco la gente se vaya dando cuenta de que solo todos juntos podemos cambiar el mundo, a nivel personal. Intento escuchar mejor a las personas que me rodean. Por ejemplo, mi hija cambió hace un tiempo a secundaria y llegué a conocer a los padres de los demás alumnos. Aquí en Alemania también parece haber algunos gitanos (procedentes de muchos países diferentes y también sintis alemanes) que no dicen directamente que son gitanos, pero sí lo hacen indirectamente, por ejemplo, hablando de la procedencia de nuestra cultura europea, diciendo que viene de la India (a una paya italiana, supongo que se le habría ocurrido antes decir algo sobre los césares, el latín o la arquitectura romana, que no de la India). Intento prestar más atención y, sobre todo, quisiera aprender a tratarlos con el respeto que se esperan y merecen, aunque he de decir que muchas de las «infracciones» del «código gitano» ocurren simplemente por desconocimiento, no por quererlos molestar, al igual que quizás un escarmento suyo puede tener que ver más con medidas educativas en lugar de estar pensado como «rechazo» que es lo que un payo pueda llegar a entender. A nadie le gusta que lo reprochen. El reproche casi siempre es percibido como chantaje emocional y al menos desde fuera, parece que el mundo gitano está muy afectado por el chantaje emocional (el chantaje es violencia, aunque sea verbal o simplemente dando la espalda). Sin embargo, algunas de las cosas que se me ha llegado a decir, también como un reproche (no directamente dirigido a mí, pero sí, teniendo que ver con mi pueblo), han calado, y me duelen como quizás tal vez les puedan doler a ustedes. Porque cuando se produce un choque cultural, no es que uno se enfade con el otro, sino el choque cultural es mirarse al espejo y empezar a dudar de lo qué y cómo uno es, de su cultura, educación, pensamientos, actitud, procedencia. En fin, supongo que sufrir el dolor de ver cómo otras personas los ven a ustedes, es lo que más les afecta (además de las consecuencias que conlleva, entre resultar ustedes desaventajados a la hora de encontrar piso y trabajo, etc.), y a mí como paya, y encima alemana, también me pasó. Así que es un dolor compartido, aunque desde dos mundos, a primera vista contrarios. ¿Miramos más a fondo?
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