América

Lo que el conflicto le hizo a los gitanos colombianos

En Colombia hay aproximadamente unos 6.000 gitanos, que intentan mantener vivas sus prácticas culturales en medio de muchas dificultades


Por: Arturo Wallace (BBC) - Bogotá - 12/12/1014

Todo lector de Gabriel García Márquez sabe que el pueblo Rrom también tiene presencia en Colombia: el país tiene población gitana. Pero mucho han cambiado las cosas desde el día en que Melquíades llevó el hielo a Macondo para quedarse en el recuerdo de Aureliano Buendía que abre "Cien años de soledad", el más famoso de los libros de Gabo. En esa época los gitanos de Colombia se desplazaban libres por todo el territorio, como todavía lo hacen aquellos que viven en otros países del continente americano.

Víctimas colectivas

Efectivamente, el conflicto armado ha hecho cada vez más difícil que los Rrom colombianos vivan la vida nómada de sus antepasados, lo que a su vez ha dificultado el mantenimiento de sus oficios ancestrales y prácticas culturales. Y por eso, desde hace un par de años, las autoridades colombianas reconocen oficialmente a todo el pueblo Rrom como víctima de su prolongado conflicto armado.

Sus coloridas ropas y sus ofertas para leer la fortuna en la palma de la mano permiten reconocer a algunas de las gitanas colombianas.

"El país se nos encogió", resume Ana Dalila Gómez, quien es hija de Kolya y actual coordinadora del Proceso Organizativo del Pueblo Rrom – Gitano de Colombia (Pro-Rrom), la organización que lucha por la protección de los derechos de este pueblo milenario. "Y nosotros somos víctimas colectivas, pero también hay víctimas individuales: ha habido desaparecidos, ha habido muertos, ha habido secuestrados, ha habido boleteo (extorsión)", agrega.

La base jurídica para la reparación individual y colectiva de los Rrom es el decreto 4634 del 9 de diciembre de 2011 y es una de las conquistas más importantes del Pro-Rrom.

Pero, según Gómez, el gobierno colombiano ha tardado en implementarlo, aunque acaba de iniciar un proceso de consulta previa que ella espera ayude garantizar los derechos de las víctimas y visibilizar más la lucha de los aproximadamente 6.000 gitanos que hay en Colombia por mantener su integridad étnica y cultural

Ana Dalila Gómez es la coordinadora del Proceso Organizativo del Pueblo Rrom – Gitano de Colombia.

"Nosotros todavía hablamos el idioma romanés, la shib romani, que hace parte de las 67 lenguas que se hablan en este país. Y mantenemos una justicia propia, la kriss romani, y otrso rasgos identitarios importantes a pesar de que la gente ha querido extinguirlos o erosionarlos", explica Gómez.

"Y en el fondo nos seguimos sintiendo nómadas, porque el nomadismo no es sólo el traslado físico, es una filosofía, una posición frente a la vida, es el amor a la libertad", agrega. "Aunque hoy ya no podemos movernos libremente porque es peligroso, porque podemos ser víctimas de los embates de la guerra por más que nuestro espíritu vuele libre como las aves".

Gitanos sedentarios

De hecho, la mayoría de los gitanos de Colombia hoy en día viven en casas y mucho más dispersos que antes, si bien agrupados en diferentes kumpañy (compañías) ubicadas en varios departamentos. "La kumpania de Cúcuta (en Norte de Santander) es la más grande, pero hay muchos traslados de personas Rrom hacia Venezuela. La de Girón (Santander) es grande, la de Bogotá también", explica Gómez.

"Y en la costa tenemos en Sampués (Sucre), en Sabanalarga (Atlántico), en Sahagún y San Pelayo (Córdoba). También en Envigado (Antioquia), en Ibagué y Ataco (Tolima) y en varias partes de Nariño, que son los únicos que todavía viven en carpas", agrega. Aunque, en esas condiciones, mantener las costumbres y tradiciones propias de los Rrom no es tarea fácil.

Con sólo 23 años, Yessica no ha podido vivir el nomadismo característico de este pueblo milenario

"Creo que antes, con el nomadismo, se vivía mucho la cultura, más de lo que lo vivimos ahorita, porque había más comunidad, estábamos todos en unión", le dice a BBC Mundo Yessica, una joven gitana de Bogotá de 23 años. "Ahora cada uno vive en su casa y muy rara vez nos encontramos para hacer nuestras comidas típicas, nuestros bailes. Casi sólo cuando se celebra algo un matrimonio, un cumpleaños o viene un gitano de algún otro lugar", cuenta.

Y Hernando Cristo, "Toza", otro de los patriarcas de la comunidad, cree que eso también ha afectado la imagen que de los gitanos tienen la mayoría de los colombianos. "Antiguamente éramos conocidos. Hoy decimos somos gitanos y nos dicen. '¿Qué es eso?' Estamos invisibles", lamenta Toza. "Aunque ahora nos estamos moviendo más. Mire las artesanías que fabricamos, esto nos lo enseñaron nuestros tatarabuelos de Egipto", le dice a BBC Mundo durante una pachiv (fiesta) organizada en un parque del sur de Bogotá junto a las autoridades locales para dar a conocer la cultura y gastronomía gitana.

Manteniendo la tradición

La artesanía, en cobre, es trabajada por Kolya, mientras que Toza el encargado de mantener viva la música y los bailes que hoy fueron presentados por Yessica y a otras jóvenes gitanas. Y todo es parte de los esfuerzos de los Rrom colombianos por mantener vivas sus tradiciones y combatir los prejuicios y estereotipos que también los siguen afectando.

La artesanía en cobre es una de las tradiciones que han mantenido vivos los gitanos colombianos

"Todavía hay gente que cuando nos ve dice: 'Ay, esta es gitana, esta es ladrona, nos va a robar'. Y eso es cansón, es molesto, es incómodo", explica Yessica, aunque Ana Dalila Gómez cree que, si bien sigue siendo un problema, la discriminación contra los Rrom en Colombia no es tan fuerte si se le compara con otros países latinoamericanos.

Y esa tal vez sea una consecuencia indirecta de su mayor invisibilización por causa del conflicto colombiano, aunque Gómez es clara en que los problemas son mayores que esa pírrica "ventaja".

"Por ejemplo, entre los Rrom somos contados con los dedos de la mano los que somos profesionales, porque el sistema educativo no se ha adaptado a nuestras necesidades Y la generalidad de los Rrom lo que les gusta es viajar, negociar, lo que llegamos es a hacerle propuestas a la gente de lo que sabemos, de lo que tenemos, de lo que vendemos", le dice a BBC Mundo.

"Y nosotros también somos hijos de este continente, también tenemos derechos", agrega la coordinadora del Prorrom, quien cree que el gobierno colombiano todavía tiene en deuda la promoción de políticas públicas que garanticen todos los derechos fundamentales del pueblo gitano.

Pero Yessica no tiene dudas: "Me siento muy orgullosa de ser gitana, si volviera a nacer quisiera volver a nacer siendo gitana", dice, aunque sin perder de vista que su experiencia como gitana ha estado limitada por el conflicto armado. "Me hace falta vivir algo de lo que era tan de nosotros. Da como un sentimiento no haberlo podido vivir", dice, refiriéndose al nomadismo y la libertad que siempre han definido a este pueblo milenario.

¿Y la posibilidad de que Colombia tenga al fin paz y con el fin del conflicto pueda llegar a experimentarlo?

"Muy difícil si está, pero si sucediera sería estupendo", le dice a BBC Mundo.

Y el suyo ciertamente es el sueño de muchos otros, gitanos y no gitanos. Mientras que Gómez está convencida de que su pueblo, libre y amante de la paz, tiene cosas de las que podrían aprender todos los colombianos.

Fuente: BBC

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