PERET: «Para los gitanos, la rumba se convierte en el pan nuestro de cada día»

PERET

“Las discográficas se han buscado la ruina por abusar del artista”

Por: Javier Muiña – Madrid – 28/03/2010

A Peret no se le cae una lágrima en la arena cuando evoca el reconocimiento que le brindó la Academia de las Artes y las Ciencias de la Música con el premio Toda una vida. Ahora, recién estrenados los 75 años, ya es padre, de la rumba catalana por supuesto, un estilo que le ha granjeado muchas alegrías y más de una noche de parranda.

-¿El galardón a toda su carrera le enternece?

-Cuando recibes un premio por tu trabajo resulta emocionante. En el arte, lo importante es el aplauso, que haya gente que comparta contigo un gusto.

-A pesar de los múltiples reconocimientos que atesora ¿sigue disfrutando con ellos?

-Algunos ni sé dónde están porque me han robado varias veces y se los han llevado.

-Tras más de 60 años de carrera, ¿qué permanece de aquel Peret que debutó en 1947 junto a su hermana Pepita?

 

-Las ganas, la afición. Hay un momento en el que necesitas llegar a casa y tocar, hacer música.

-¿A los 75 años descubre aspectos de la música que desconocía?

-El año pasado me levanté un día a las seis de la mañana y me puse a escuchar lo que había estado grabando. Se me saltaron las lágrimas. Pensé que a los 75 años estoy empezando a aprender qué es la música, el valor que tiene, a saborearla. He nacido hace poco en la música.

-¿Qué ofrecían canciones como ‘Borriquito’, ‘El muerto vivo’ o ‘Una lágrima’ para que se hicieran un hueco entre los éxitos de los sesenta?

-Eran pop.

-¿Su mezcla de estilos le convierte en un revolucionario?

-Puede ser, pero nunca lo había pretendido. No se trata de pensar «quiero hacer esto o lo otro», sino de sentirlo.

-En su caso, ¿la música se convierte en una necesidad?

-Sí. No sé sentarme para crear un tema y tengo compañeros que lo hacen y los admiro por ello.

-¿La buena rumba es intrínseca a la etnia gitana?

-No, en absoluto. Una de las mejores rumbas está compuesta por Rumba 3 y no son gitanos.

-¿Y qué ocurre con aquello de que la rumba y la etnia gitana son dos caras de la misma moneda?

-Para los gitanos, la rumba se convierte en el pan nuestro de cada día.

-Conocido como el padre de la rumba catalana, ¿quién le sucederá en el trono?

-La rumba es como un árbol al que le van naciendo diferentes ramas. Hay muchos y cada uno le imprime su personalidad, su sabor.

-Su nombre suena como director de la futura escuela de la rumba catalana. ¿Cómo vive este alumbramiento?

-Para mí resulta muy importante porque su creación persigue la continuidad de la rumba. Estoy convencido de que aunque no estuviera en la escuela la rumba seguiría adelante. Es muy difícil que desapareciera porque está presente en todo el mundo.

-¿Este proyecto evidencia que la rumba no está muerta?

-La rumba ha sido muy marginada. Empezó con las quinceañeras de la clase alta. Era obligatorio que tuvieran su disco de Peret, que se reunieran y la bailaran en casa. Luego estuvo en las discotecas en las que escuchábamos música anglosajona. Así hasta los años ochenta, que empezó a cambiar la situación. Cuando salí de la Iglesia Evangélica de Filadelfia, en los noventa, estaba muy marginada, según en qué discotecas ya no la querían. Pasó algo.

-¿A qué responsabiliza de este cambio?

-En la Transición se rechazaba todo aquello que recordase a la época franquista. No me ocurrió sólo a mí. Resulta una pena porque el arte no es política.

-Si hacemos caso del título de su último disco, ‘De los cobardes nunca se ha escrito nada’, usted debe de ser riesgo en estado puro.

-Por supuesto que soy un aventurero. Hace veintipico años me fui a Fráncfort a actuar en un festival sin pasaporte. Conseguí llegar allí y volver. Más aventurero que esto…

-¿Aprecia un horizonte más halagüeño con las medidas del Gobierno contra la piratería?

-Los músicos, aunque nos maltraten, aunque no nos paguen, aunque nos tengamos que mojar, seguiremos haciendo música, no lo podemos evitar. De esto abusan, pero no sólo en Internet, hay mucha más gente.

-¿Se refiere a las discográficas?

-No hay que esforzarse mucho para dar en el clavo. Entiendo que una discográfica es un negocio, pero está tratando con una cultura. No se puede abusar de los artistas de esa forma. Se han buscado la ruina por abusar demasiado del artista y del público.

-¿Entre esos abusos se incluye el porcentaje que las compañías recaudan en los conciertos?

-Claro. Es inaudito.

-¿Con el impacto de las descargas ilegales, las discográficas han incrementado esos porcentajes?

-Muchísimo.

-¿Ve alguna solución para superar esta situación?

-Cada artista se hará su propio disco, se colgará en Internet y la gente lo comprará.

Fuente: Intereconomía

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