España

Entrevista a Pitingo

«Soulería es una terapia: he visto a paralíticos a punto de levantarse»

Foto: Julián de Domingo

Por: Virginia Ródenas - 20/06/2009

El arte de la fusión_ Hijo de gitana y de guardia civil, Pitingo (Ayamonte, 1980) hace un alto en su gira «Soulería» para servir su cóctel de flamenco y soul contra la leucemia, el linfoma y el mieloma (leucemiaylinfoma.com y 915158501), quinta causa de cáncer en España.

Antonio Álvarez «Pitingo» dona su alma de «soulería» para dar más vida a la Fundación Leucemia y Linfoma, en un a gala benefica celebrada en el Museo del Traje de Madrid.

Cantó para el PP cuando nadie quería, cobrando, y ahora lo hace gratis a favor de los enfermos de leucemia, linfoma y mieloma. ¿Es bueno o se lo hace?

Intento serlo. Pienso que a mí también me gustaría que me ayudaran si me viera metido en algún problema. A todo el mundo le gusta que los artistas arrimen el hombro, y sobre todo para cosas tan buenas como ésta de luchar contra algo tan malo.

A Camarón también lo mató el cáncer...

Y a muchos más, a Antonio Vega, a tantos amigos míos, a gente anónima. Es espantoso ver cómo da la cara de repente cuando ya no hay nada que hacer... y te lleva para adelante.

Pero mire a Cristina Hoyos, la imagen de la esperanza. Su libro «Ánimo pa´lante» es pura medicina.

¡Tiene que ver tanto el estado de ánimo! Mi amiga Sandra Ibarra, que pasó dos leucemias, siempre dice que para ella fue muy importante el apoyo de los amigos, el sentirse animada, con ganas de luchar y de vencer. Desde luego, influye mucho cómo encares la enfermedad y cómo te la tomes.

No sé si la música cura, pero hace feliz. Usted cantaba por bulerías y fandangos de Caracol para aliviar el peso mientras trabajaba cargando maletas en Barajas...

Exactamente. me daba energía a mí, y a los demás también. Que ver a una persona cantando a las siete de la mañana es que por lo menos te alegra el día.

¿Una música energética?

Por supuesto el flamenco, pero el soul también, porque son dos buenas músicas y ambas se cantan con sentimiento. Me gusta el ritmo y, por ejemplo, James Brown me da marcha para llevar el día desde que me levanto.

¿Se le pasó lo de querer ser negro?

Sí, hace mucho.

¡Ahora que la obamanía ha hecho de lo negro valor añadido!

Era muy pequeño cuando andaba todo el día diciéndole a mi madre que quería ser negro, y mi madre repitiéndome «¡pues has nacido gitano, ea!».

Leo en un foro a mayor gloria de Pitingo el mensaje de Rosaura: «Si no lo escucho todos los días me falta el respirar; es indescriptible cómo unas notas de música, unas palabras entrelazadas y una voz que me llega al alma me dan fuerzas para sobrevivir cada día». ¡Es usted terapéutico!

Qué alegría. Yo siempre digo que la gente que viene a ver «Soulería» pasa por una forma de terapia. A mí me gusta mucho hablar con el público, gastar bromillas... vamos, como soy yo, y entre eso y la música siento que se emocionan con las canciones, que bailan y se olvidan de sus problemas. Yo he visto en mi espectáculo una fila de gente paralítica en silla de ruedas moviéndose de tal manera que parecía que se iba a levantar. Muchas veces, uno no sabe hasta dónde es capaz de llegar.

¿Alguna canción para los momentos de bajón?

«Yo viviré», es salsera, con el coro de voces... Ponértela por la mañanita es ver el día por delante con otros ojos.

¿El pitinguismo deja secuelas?

No lo sé, no lo sé... ¡El peinado! Cuando veo a los gitanillos con la cresta que les han puesto sus madres pienso «los de las lacas se están haciendo de oro».

¿Su peluquero?

Yo. Me corta el pelo una chica, pero quien se peina y todo eso soy yo.

 

Me dejó helada cuando dijo «les canto a las personas, no a los ideales», refiriéndose a los partidos. ¿Es hombre de fe?

Soy apolítico. Ni voto. Siempre lo digo: los gitanos somos almas libres.

Menos cuando hay que pedir un piso.

De acuerdo. Pero ya ve: en mi familia, cuando yo era chico, que ahora gracias a Dios no nos hace falta, pedimos que nos dieran uno, pero fue imposible.

Fuente: abc.es

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